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31 de diciembre de 2009

DE PECES Y CULTURAS EXTRAÑAS

EL PEZ CON PATAS

Por Felipe Argote


A finales del mes de noviembre pasado la provincia de Chiriquí recibió una extraña sorpresa, unos pescadores artesanales habían encontrado en medio de su faena un extraño pez con patas y cara de perro que amenazante les enseñaba sus colmillos. Igual que los adolescentes de cerro azul unos meses atrás quienes mataron a golpes a un especimen que les pareció extraño, pensaron que se trataba de un extraterrestre y lo molieron a palos antes que pudiera solicitar refuerzos. Al llegar con su cadáver al puerto de Pedregal en la occidental provincia, los lugareños salieron persignándose despavoridos hacia sus casas a rezar cualquier cantidad de padres nuestros y avemarías.

Por suerte otra vez era falsa alarma. El extraño pez no era un extraterrestre sino una quimera, un pariente cercano del tiburón que por vivir a 150 metros de profundidad muy pocas veces son capturados.

Esto me llevo a recordar la historia del coelacanth o celacanto. Este extraño pez con aletas lobulares inferiores que parecen patas surgió según los paleontólogos hace 400 millones de años y tuvo su máximo esplendor hace 250 millones de años. Se creyó extinto desde hace 65 millones de año. Los paleontólogos estaban convencidos que ésta era una especie de eslabón entre los peces y los reptiles. Se creía que sus lóbulos inferiores eran utilizados para desplazarse en el fondo del océano y su extraño cola había evolucionado hacia la de los reptiles. Pero eran meras especulaciones.

Todo parecía que iba a ser un enigma como el de los dinosaurios hasta que una científica responsable de conservación del museo de Sudáfrica, Marjorie Courtenay Latimer, observó un extraño pez en la canasta de un pescador del mercado local. Al observarlo con detenimiento pudo llegar a la conclusión que se trataba de un ejemplar de coelacanth. De ahí se inicia la carrera por conseguir un ejemplar con vida para corroborar o rechazar las ideas comúnmente aceptadas por la comunidad científica.

El coelancanth o celacanto no es un pez pequeño, mide hasta 1 metro 50 centímetros y puede pesar casi 150 libras. Sin embargo vive a casi 250 metros de profundidad donde pasa todo el día y sube a la superficie en la noche para alimentarse. Fueron muy difíciles sus labores de captura y al no existir otro ejemplar en años se llegó a la conclusión de que tal vez el de sudáfrica era el último ejemplar que había sobrevivido de su especie.

No fue hasta 1952, 14 años después, que se capturó también por casualidad el siguiente ejemplar. Esta vez fue cerca de las islas Comoras entre Madagascar y Mozambique en el océano índico. Luego se encontraron varios ejemplares más en los años siguientes, siempre entre la abundante pesca de los faeneadores del área. Pero faltaba otra sorpresa. En 1998, hace apenas 11 años, Mark Verdman, un biólogo de la Universidad de California, descubrió celacantos en Manado Tua, en las islas Sulawesi en Indonesia. Este ejemplar, a diferencia del capturado en las Comoras que es parduzco, posee un color azul intenso. Mediante sumergibles fueron filmados algunos ejemplares en su hábitat. Pero en el 2007 Yustinus Lahama, un pescador indonesio y su hijo, capturaron un extraño ejemplar en sus redes de pesca. Por poseer una cultura diferente a la nuestra, no solo evitaron matarlo sino que acudieron a sus vecinos quienes le aconsejaron llevarlo al mar a una piscina de cuarentena. Así lo hicieron sin dudarlo y allí estuvo el ejemplar por 17 horas mientras llegaban los especialistas hasta que lastimosamente murió ante la tristeza de los lugareños.

Sin embargo con esta captura y los videos con sumergibles se llegó a la conclusión de que el celacanto no utiliza las aletas como patas, pero que por su estructura tanto externa como interna no cabe duda que se trata de uno de los ejemplares que al evolucionar se arrastraron a la tierra y fueron los primeros vertebrados terrestres hace 350 millones de años.

Que bueno que fue capturado en Indonesia.
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