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25 de octubre de 2010

VICTORIA PÍRRICA

Por: Felipe Argote


Pirro de Epiro
Más de una vez se debe haber escuchado la frase “victoria pírrica” o “triunfo pírrico”. Resulta interesante saber de dónde procede esta frase y por qué se utiliza para definir una situación en donde a pesar de haber triunfado el costo del éxito es tan alto que a veces más hubiese valido una derrota. Pues bien, esto surge de la frase pronunciada por Pirro de Epicuro el basileos (rey) de Epicuro, un territorio griego que gobernó en forma intermitente.

Pirro era descendiente por parte de madre de Aquiles, el mítico guerrero aqueo muerto en la guerra contra Troya de quien se dice era a su vez hijo de Tetis y quien fue muerto por una flecha troyana insertada en su talón, según la mitología, su única parte débil. Pirro por parte de padre era hijo del basileos de Epiro Eacides, sobrino de Olimpia, aquella mujer macedonia madre de Alejandro Magno y quien influyó tanto en su carácter. Luego de la muerte de Alejandro Magno su tía Olimpia fue expulsada de Macedonia por Casandro y su padre fue desposeído de su reino en Epiro. Pirro solo se salvó porque fue protegido por una tribu griega en Iliria tras la muerte de su padre en batalla.

Ptolomeo de Egipto
A los doce años se le instauró en el trono Epirota tras la derrota de Casandro por Demetrio. A los diecisiete años ya estaba en batalla como aliado de Demetrio contra Casandro que había recuperado el trono de toda Grecia. Desterrado fue entregado como rehén a Ptolomeo quien controlaba Egipto y era uno de los aliados de Casandro.

En Egipto Pirro se ganó el favor de Ptolomeo, quien le concedió casarse con Antígona, hija de un primer matrimonio de Berenice su esposa. Luego le entregó tropas con las que reconquistó Epiro. Allí inició una serie de batallas contra Demetrio, su antiguo aliado tras la muerte de Casandro por el control de Macedonia y toda Grecia. Pero lo que haría inmortal a Pirro fue su campaña en Italia donde enfrento a los romanos casi hasta la entrada de Roma.

En la batalla de Heraclea fue donde el ejército comandado por Pirro le propinó una derrota al ejército romano, pero a costa de un número considerble de bajas en donde Pirro, según los cronistas, afirmo:

“Otra victoria como esta y tendré que regresar a Epiro solo”

Movimientos de Pirro en guerra contra Roma
Pero fue en la batalla de Ausculum, en que luego de una férrea ofensiva en donde se afirma que las tropas de Pirro tuvieron el 90 por ciento de las bajas y a pesar de eso derrotó a los romanos cuando el general de Epiro decidió abandonar la idea de tomar Roma luego de pronunciar sus celebres palabras:

“Otra victoria como ésta y estaré vencido.”

Luego Pirro marchó a conquistar Macedonia y dejó a cargo del sur de la península itálica a su primogénito Ptolomeo a quien puso el nombre de quien fue primero rehén y luego se convirtió en su protector, el basileos de Egipto Ptolomeo.

Antes de regresar a Grecia se detuvo a luchar contra los cartagineses en la isla de Sicilia hasta que un día afirmó antes de partir de la isla como una premonición:

¡Qué buena arena de combate dejamos aquí para romanos y cartagineses!

Pirro
Pirro regresó a Macedonia donde se reencontró con su hijo Ptolomeo, quien por desgracia para él murió en batalla contra los espartanos, que estorbaron el paso de Pirro hacia Macedonia.

Fue en Argos donde Pirro, mientras combatía, fue alcanzado por una teja arrojada desde el techo de una casa por la madre de un soldado a quien el general estaba a punto de matar. Pirro cayó inconsciente y fue decapitado por su agresor sin que recobrara el conocimiento. Tenía 46 años de edad.

Aníbal el grande, el legendario cartaginés que estuvo muy cerca de conquistar Roma, afirmaba que en la historia había tres grandes generales: Alejandro el grande primero, Pirro el segundo y él mismo, Aníbal el tercero.

Pirro escribió un libro sobre el arte de la guerra de donde se cita un principio que fue visto en su tiempo como prueba de su magnanimidad y respeto por el enemigo que sufre la derrota en batalla:

“Recomendaba no presionar nunca sin descanso tras un enemigo en fuga, no sólo para evitar que se viera obligado a resistir furiosamente, a consecuencia de la necesidad, sino también para que en el futuro ese mismo enemigo se viera más inclinado a huir, sabiendo que su vencedor no intentaría destruirle en la retirada."
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